Han pasado tres años desde la desaparición y muerte de Debanhi Escobar, y aunque su historia marcó un antes y un después en Nuevo León, el caso sigue sin resolverse. Su nombre se convirtió parte del símbolo de la exigencia de justicia para las mujeres en México, pero la falta de respuestas ha generado más preguntas que certezas.
En abril de 2022, la desaparición de Debanhi, una joven de 18 años, conmocionó al país. Fue vista por última vez en la carretera a Laredo tras bajarse de un taxi de aplicación. Lo que siguió fue una intensa búsqueda, encabezada por su padre, Mario Escobar, y un fuerte movimiento ciudadano que reclamó por su vida y la de todas las mujeres víctimas de violencia.
Después de 13 días, su cuerpo fue encontrado sin vida dentro de una cisterna en el Motel Nueva Castilla. Desde entonces, las inconsistencias en la investigación, los cambios de versiones y la falta de resultados han mantenido el caso en una especie de limbo legal. La indignación sigue vigente.
Sin Justicia, Ni Responsables o Respuesta Alguna
A tres años del suceso, las autoridades no han logrado presentar una línea clara de investigación ni detener a algún responsable. La Fiscalía General de Justicia de Nuevo León ha prometido avances en múltiples ocasiones, pero los resultados nunca llegan. Todo se queda en simples palabras.
En su momento, la fiscalía estatal manejó distintas versiones, desde accidente hasta feminicidio. Incluso la exhumación del cuerpo generó más dudas que certezas, pues los resultados periciales mostraron diferencias notables con la autopsia original. La familia Escobar ha denunciado públicamente la falta de voluntad institucional para llegar al fondo del caso.
Mario Escobar, padre de Debanhi, ha sido la voz constante que exige respuestas. En cada aniversario, frente a los medios o en manifestaciones, repite lo mismo: “Solo queremos la verdad”. A pesar de su incansable lucha, el expediente no avanza y la justicia parece más lejana cada día.
Debanhi Escobar, Uno De Los Nombres Que No Se Olvidan.
El caso Debanhi se convirtió en un punto de quiebre para la sociedad. No solo por el nivel de exposición mediática, sino por lo que representó: la vulnerabilidad que viven las mujeres al salir solas, la negligencia de las autoridades, y la urgencia de reformas en los protocolos de búsqueda.
Miles de personas marcharon con su foto. Se pintaron bardas. Hubo gritos de justicia en todo el país. El rostro de Debanhi fue un recordatorio de todas las que ya no están. Su historia impulsó discusiones públicas sobre la violencia de género y puso en tela de juicio la forma en que los gobiernos enfrentan esta crisis.
Sin embargo, conforme pasó el tiempo, el caso fue perdiendo atención en los medios y en la agenda política. Pero la familia no ha dejado de luchar. Siguen pidiendo que el caso sea atraído por la Federación o que se conforme un grupo independiente para revisar las pruebas.