La cantante estadounidense Taylor Swift ha cerrado un capítulo fundamental en su carrera artística al convertirse oficialmente en la dueña de todos sus masters, incluyendo los de sus primeros seis álbumes de estudio. El anuncio fue hecho por la propia artista este viernes 30 de mayo, a través de una carta escrita a mano publicada en su sitio web, donde expresó la emoción de haber recuperado la propiedad total de su trabajo musical tras una disputa que duró más de seis años.
Swift, quien en los últimos años se ha convertido en una de las voces más influyentes de la industria del pop global, compartió este logro con sus fans, agradeciendo profundamente el respaldo recibido durante todo el proceso legal y comercial. En su carta, narró las dificultades y frustraciones enfrentadas, asegurando que durante mucho tiempo sintió que ese sueño era inalcanzable. “Después de veinte años de ver cómo me arrebataban mi trabajo una y otra vez, finalmente puedo decirlo con orgullo: toda la música que he creado… ahora me pertenece”, escribió.
Un paso histórico para Taylor Swift
El acuerdo que hizo posible esta victoria se concretó tras la compra de los derechos a Shamrock Holdings, el fondo de inversión que poseía su catálogo desde que adquirió los masters de la discográfica Big Machine. Según cifras publicadas por la revista Billboard, el monto pagado por Swift habría alcanzado los 360 millones de dólares, una suma significativa que refleja no solo el valor económico de su música, sino el peso simbólico que esta recuperación tiene para ella.
Este conflicto se remonta a 2019, cuando el empresario Scooter Braun adquirió Big Machine, discográfica que poseía los derechos de sus seis primeros discos. Braun, posteriormente, vendió estos derechos a Shamrock Holdings, lo que motivó a Swift a emprender una serie de regrabaciones bajo el sello “Taylor’s Version”, como forma de reclamar la narrativa de su obra y restar valor comercial a las versiones originales que no le pertenecían.
“Todo el trabajo de mi vida”
Además de recuperar las canciones, Swift señaló que el acuerdo incluye videos musicales, películas de conciertos, arte gráfico, fotografías promocionales y material inédito, elementos que ella considera fundamentales en la construcción de su legado artístico. “Recuperé mis memorias, mi magia, mi locura… todo el trabajo de mi vida”, expresó la cantante, visiblemente emocionada.
En su mensaje, también destacó el valor emocional de este logro: “Decir que mi mayor sueño se ha hecho realidad es quedarme corta”, señaló. La artista, de 35 años, no ocultó su gratitud hacia Shamrock Holdings, a quienes elogió por haberle devuelto lo que durante años fue suyo por derecho, pero que le había sido arrebatado.
En tono de celebración, Swift incluso bromeó con la posibilidad de tatuarse un trébol (en alusión al nombre del fondo Shamrock) como símbolo de agradecimiento. “Mi primer tatuaje podría ser un enorme trébol en la frente”, escribió entre risas.
— Taylor Swift in 4k (@4k_taylorr) May 30, 2025
Una lucha por el control creativo de su música
La historia detrás de esta victoria no solo es personal, sino que abre un precedente para otros artistas de la industria musical que enfrentan situaciones similares. Swift ha sido una de las figuras más vocales sobre los problemas relacionados con la propiedad intelectual, los contratos discográficos y la autonomía creativa. Su caso ha despertado un amplio debate sobre los derechos de los músicos sobre su obra, especialmente en una industria donde muchos artistas jóvenes ceden el control de sus grabaciones sin conocer plenamente las consecuencias a largo plazo.
La iniciativa de Swift al regrabar sus discos y etiquetarlos como “Taylor’s Version” no solo fue una estrategia legal, sino también un mensaje claro de resistencia y autoafirmación creativa. Con este nuevo paso, Taylor Swift no solo cierra una batalla, sino que también consolida un legado que va más allá de los escenarios, mostrando a otros artistas que es posible recuperar lo que por justicia debería ser suyo.
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