Mientras el Parque Fundidora maneja casi mil millones de pesos, los animales de La Pastora sobreviven al abandono, la indiferencia y el desinterés del gobierno de Samuel García. El caso de la osa Mina revela la doble moral y la falta de transparencia en el uso del presupuesto estatal.

El Abandono De Los Animales De La Pastora Bajo La Administración Estatal
El deterioro en el hábitat y las condiciones de vida de los animales de La Pastora ha generado indignación entre activistas y ciudadanos. A pesar de que el Parque Fundidora —entidad de la que depende el zoológico— cuenta con un presupuesto anual de 947 millones de pesos, los recursos no se reflejan en una mejor calidad de vida para las especies que ahí habitan.
El caso de la osa Mina se convirtió en el ejemplo más visible del abandono institucional. El animal enfermó gravemente y fue ignorado durante meses por las autoridades. De acuerdo con la activista Claudia Tapia, el problema se conocía desde hacía tiempo, pero las instancias correspondientes prefirieron guardar silencio.
La situación empeora cuando se recuerda que el Parque Fundidora no solo cuenta con presupuesto público, sino también con ingresos provenientes de eventos masivos como Tecate Pal Norte. Aun así, los animales de La Pastora continúan sin recibir atención médica, alimentación adecuada ni un entorno digno.
Samuel García Y Bernardo Bichara: Dos Presidentes En La Pastora, Ninguna Solución
El Parque Fundidora tiene una estructura directiva poco común: cuenta con dos presidentes, uno técnico y ejecutivo —Bernardo Bichara— y uno honorario —Samuel García—. Ambos han sido señalados por su falta de resultados tangibles en la protección y bienestar de los animales de La Pastora.
A la par, el gobierno estatal presume una visión de modernidad y sustentabilidad, pero las imágenes de jaulas oxidadas, animales enfermos y espacios descuidados muestran otra realidad. Los ciudadanos se preguntan cómo es posible que con casi mil millones de pesos asignados no se garantice ni lo más básico: alimento y atención veterinaria constante.
Mientras el Parque Fundidora se utiliza como escenario para promocionar eventos y proyectos de infraestructura, los animales de La Pastora sobreviven gracias a la ciudadanía.
¿Recuerdan que hace unas semanas se denunció el mal estado de uno de los osos negros en el Zoológico La pastora en Nuevo León?
— Oaxaca en Directo (@DirectoOaxaca) October 22, 2025
El día de ayer la fundación Invictus realizó un en vivo en donde se mostró su NOTABLE avance de recuperación.
Esto tiene indignado a gran cantidad de… pic.twitter.com/UJQNS8ualP
Mariana Rodríguez Y La Doble Moral En La Defensa Animal
La controversia también alcanzó a Mariana Rodríguez, presidenta del DIF Nuevo León. Según versiones de trabajadores y testigos, Rodríguez fue informada del estado crítico de la osa Mina al menos cuatro meses antes de que el caso se hiciera público. Lejos de actuar, cuestionó por qué no habían “dormido” al animal enfermo, una respuesta que indignó a activistas que la han escuchado definirse como “defensora de los animales”.
Este episodio exhibió lo que muchos califican como una doble moral dentro del gobierno estatal. Mientras se presume empatía y compromiso en redes sociales, la realidad en el zoológico contradice por completo ese discurso.
La activista Claudia Tapia ha señalado que los recursos se ejercen con opacidad y sin fiscalización. “Es inaceptable que se gasten millones en imagen pública y eventos, y no haya dinero para garantizar el bienestar animal”, expresó.
Conoce el presupuesto millonario de @parquefundidora ejercido a modo 🐀. Ese que nunca benefició a Mina 🐻 y a cientos de animales para que al menos tuvieran un hábitat digno y fueran alimentados y cuidados correctamente. Aquí lo q con ética y amor se ha conseguido para 🐻. pic.twitter.com/AfCXsR4jgf
— Claudia Tapia Castelo (@ctcastelo) October 22, 2025
La Recuperación De Mina: Un Esfuerzo De La Sociedad, No Del Gobierno
Tras meses de abandono, la osa Mina fue trasladada a la Fundación Invictus, donde comenzó su recuperación. Gracias a la atención médica y al compromiso de especialistas, Mina recuperó la movilidad, la respiración y el pelaje, mostrando signos claros de mejoría.
En este centro recibe alimentación balanceada, nebulizaciones y suplementos que la han ayudado a recuperar su salud. Su nariz, antes obstruida por costras, ya le permite respirar; sus orejas están erguidas y su piel vuelve a cubrirse de pelo.
Lo más significativo es que la recuperación de Mina fue posible gracias al esfuerzo ciudadano, no por apoyo del gobierno estatal. Miles de personas se unieron para cubrir los gastos veterinarios, evidenciando que la solidaridad social ha hecho más por los animales de La Pastora que la administración pública encargada de cuidarlos.
La Falta De Compromiso Con Los Animales De La Pastora
El caso de Mina reabrió un debate urgente: ¿qué hace el gobierno con el dinero destinado al Parque Fundidora? El zoológico depende directamente de este organismo, pero el presupuesto parece perderse entre gastos operativos y proyectos ajenos al bienestar animal.
Mientras el gobernador Samuel García sigue destinando recursos a campañas de promoción y eventos públicos, los animales de La Pastora enfrentan enfermedades, hambre y estrés constante. Colectivos de protección animal han solicitado una auditoría exhaustiva al Parque Fundidora, sospechando un manejo ineficiente o incluso irregular de los recursos.
La ciudadanía también cuestiona la falta de sensibilidad de las autoridades. Las redes sociales se han convertido en el espacio donde la indignación se transforma en acción: campañas de donación, denuncias y exigencias de rendición de cuentas.
El Caso Mina Como Símbolo De Indiferencia Estatal
La historia de Mina representa algo más grande que un caso aislado: simboliza la indiferencia institucional ante la vida animal. Con un presupuesto superior al de varios municipios, el Parque Fundidora no ha podido garantizar ni lo mínimo para los animales que dependen de él.
Este fracaso evidencia una prioridad distorsionada dentro del gobierno estatal: se invierte en imagen y eventos, no en el bienestar ni en la conservación. La pregunta persiste: ¿cómo confiar en un sistema que permite que los animales de La Pastora vivan entre el abandono y la negligencia mientras los funcionarios presumen “avances históricos”?
El Futuro De Los Animales De La Pastora
El caso ha abierto los ojos a la sociedad y ha impulsado una exigencia colectiva de transparencia. Organizaciones civiles y ciudadanos piden que el Parque Fundidora publique en qué se gasta cada peso y que se implemente una política real de bienestar animal.
La osa Mina sobrevivió gracias al esfuerzo de la gente, no del Estado. Su historia demuestra que la compasión ciudadana puede más que la indiferencia gubernamental. Sin embargo, mientras no exista voluntad política ni un cambio en las prioridades del gobierno de Samuel García, el sufrimiento de los animales de La Pastora continuará.
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